Comentario
En el sur de Francia va a desarrollarse una operación militarmente secundaria, pero no tan inútil como pensaban los británicos: el desembarco en Provenza, como apoyo y redondeamiento del de Normandía. Era un plan norteamericano, discutible estratégicamente, pero no más que su alternativa (la prosecución de la ofensiva en Italia y penetración en Austria, como vimos). Se pretendía avanzar hacia Grenoble y Dijon y, luego, hacia la frontera alemana, con el fin de poner fin a la conquista de Francia y disponer de puertos de gran calado en el Mediterráneo.
Para la operación (llamada Anvil o yunque) se disponía de un ejército estadounidense, el VII, del general Patch, y de otro francés, el I, del general de Lattre de Tassigny. Se les enfrentarían 8 divisiones alemanas (una acorazada), bajo el mando del general Blaskowitz (dependiente de Kesselring, comandante en jefe del frente italiano y mediterráneo occidental), con campos de minas y fortificaciones. Hitler había ordenado que, en caso necesario, se efectuase una retirada ordenada, y combatiendo, hacia el norte, pero los puertos, como en Normandía, debían ser defendidos, en este caso Marsella y Tolón. Unos de los puntos clave de la retirada alemana se hallaba en los Alpes Marítimos italo-franceses; esta posición debía ser conservada, evitando que las Resistencias francesa e italiana pudiesen impedir el paso por ella. De ahí que los alemanes (en Italia junto a sus aliados fascistas) lanzasen varias ofensivas antipartisanas preventivas, con éxito mediano, contra las bandas italianas y francesas en los Alpes. En cuanto a las tropas alemanas del golfo de Vizcaya, éstas deberían retirarse a través del centro de Francia, y aquí las FFI hostigarán al enemigo en retirada.
Finalmente, el 15 de agosto los Aliados efectuaban un intenso bombardeo aéreo y naval sobre las instalaciones y defensas alemanas en la costa provenzal, tras lo cual llevaban a cabo lanzamientos de tropas aerotransportadas (paracaidistas en los Maures y el Esterel) y un desembarco de infantería y carros entre Lavandou y Saint-Raphaël. La resistencia alemana fue desigual y desordenada, sus carros fueron bombardeados e interceptados. Constatando la desproporción de fuerzas, los alemanes comenzaron a retirarse. Pero Tolón y Marsella fueron tomadas sólo el 27 de agosto, tras varios asaltos, que incluyeron furibundas cargas a la bayoneta por parte de los senegaleses (tropas coloniales del Africa Negra francesa). Los Aliados dispondrán así de tres puertos de gran calado en Francia, con el de Cherburgo en el norte. Se habían ocupado 70 km. de costa entre Tolón y Cannes, pasando por Saint-Tropez.
Algunas hábiles acciones de retaguardia alemanas retrasaron el avance hacia Lyón y, con las ofensivas antipartisanas en los Alpes, permitieron una retirada en discreto orden a los alemanes, incluidos los del golfo de Vizcaya. Avanzar por el valle del Ródano fue fácil, y pronto fueron ocupadas Grenoble y Lyón. El 12 de septiembre los franco-norteamericanos se encontraban en Châtillon-sur-Seine, en la carretera Troyes-Dijon, con los franceses de Leclerc y los americanos de Patton que se dirigían hacia Lorena.
La invasión del sur de Francia había sido un éxito, pero había llegado demasiado tarde como para contribuir a la victoria de Normandía -esta contribución había sido una de las razones de Eisenhower para el asalto de Provenza-, aunque sí tendrá importancia para la explotación del desembarco del 6 de junio. Con todo, había distorsionado la estrategia aliada en el Mediterráneo, al alejar el peligro aliado sobre los alemanes de Italia durante un tiempo, permitiendo el traslado de divisiones acorazadas de aquí a Francia. E iba a distorsionar la estrategia aliada en Occidente, al menos en opinión de los comentaristas británicos, los que iba a redundar en beneficio inmediato de Hitler y, en última instancia, iba a ser una ventaja para Stalin, según, también, los británicos, opinión catastrofista, que recoge y hace suya el historiador Chester Wilmot.